Equestria Girls: Las Aventuras del Doctor y Derpy

Capítulo XIV

El Ultimátum del Doctor

El chico de ojos azules vio con sorpresa al Relojero.

-¿Perdón?

-Lo que escuchó.- Dijo él con su tono serio.- Quiero que usted se muera, para garantizar mi propia gloria.

El Doctor agitó la cabeza, confuso. ¿De qué diablos estaba hablando?

-No te entiendo, ¿qué tiene que ver mi muerte con tu gloria?

-Mi madre hizo una predicción hace mucho tiempo.- Aclaró.- Dijo que, cuando la Discordia caiga sobre el Universo, en algún momento del Tercer Milenio Terrestre, el Último Hijo de Gallifrey, aquél capaz de destruir las sombras y regresar la luz a los hombres, se convertirá en el salvador de la raza humana, aunque pagará el precio más alto por ello.

El Doctor prestaba mucha atención a sus palabras.

-¿Y qué te hace pensar que ése eres tú?

-Porque soy el último de los Timelords. Bueno, lo era. Y por eso quiero verte muerto. Afectas la profecía con tu presencia. En el momento en el que yo sea el único Timelord, estaré seguro de que ése es mi destino.

Una expresión de asco se formó en el rostro del viajero.

-No puedes hacer algo así.- Le dijo con seriedad.- No puedes mover los hilos del destino sólo para asegurar los resultados de una predicción.

-Míreme, Doctor.- El Relojero abrió los brazos, burlándose.- Lo estoy haciendo. Y le aseguro que no dudaré en matarlo, si es que debo hacerlo.- La mirada de odio en el rostro del Doctor le generó otra sonrisa maligna.- Pero, a pesar de todo, soy compasivo. Así que le daré una oportunidad.

-¿A qué te refieres?

El chico le arrojó un pequeño reloj de cadena.

-No me llamaban “Relojero” por nada. En Gallifrey, era yo quien diseñaba los Arcos Camaleón. De ahí el nombre. Y, a pesar de la destrucción del planeta, logré salvar dos.

El Doctor admiró el pequeño aparato. Las marcas en su cubierta delataban su origen y función: modificar a un Timelord para cambiar su raza, borrar sus recuerdos y ocultar su esencia.

-¿Qué quieres que haga con esto?- El Doctor ya sabía la respuesta, pero no sabía qué más decir.

-Como bien sabe, Doctor, ésta es sólo la mitad del Arco, la parte que guarda la esencia del Timelord hasta que sea abierto. La otra mitad, el Transformador, lo tiene en la TARDIS. Yo tengo uno en mi escondite, junto con el otro Arco. Lo que le estoy dando es una oportunidad: use el Arco Camaleón y conviértase en humano. Luego, destrúyalo y podrá seguir viviendo al lado de sus nuevas amigas.

“De lo contrario, tendré que matarlo”.

El Doctor levantó la vista, confrontándolo. Antes de que pudiera decir algo, el Relojero dio media vuelta y se alejó de él.

-Tiene dos días y medio, Doctor. Si no usas el Arco, nos veremos aquí el Jueves, a la medianoche. Elija sabiamente.- Se detuvo por un momento.- Por cierto, no intente huir. Su TARDIS no tiene la fuerza necesaria… y no queremos que les pase algo a sus amiguitas, ¿o sí?.

Mientras se alejaba, el viajero llegó a escuchar una risa cruel y fría.

***

El Miércoles pasó sin ninguna novedad. El Doctor siguió organizando la fiesta, con ayuda de Lyra, Bonbon, Octavia y Vinyl. Ellas se la pasaban alegres, dándole ideas y avances. Él, por su parte, consiguió todo lo que necesitaría de un donativo “anónimo” en su casillero (la nota que venía pegada a los materiales estaba firmada como “Donado anónimamente por Pinkie Postre”). Su relación con Derpy, por otra parte, se hacía más fría. No hablaba con ella desde el día anterior, y sabía que, cuando se juntaba con las otras chicas, ella se le quedaba viendo. Ocultarle un secreto era como traicionar su confianza, pero sabía que valdría la pena.

A pesar de todo, seguía pensando en el Relojero.

Analizó todo lo que pasó. La profecía tenía muchos elementos ambiguos. En particular le llamó la atención aquella parte sobre la Discordia cayendo sobre el Universo. La misma palabra la usó el Cyber-Executioner cuando intentó matarlo. ¿Podría significar algo?

La madrugada del Jueves, antes de dormir, volvió a ver el Arco Camaleón. La lógica le decía que usarlo era la mejor opción: el Relojero tendría lo que quería, y podría seguir su vida, así como olvidar todos sus fracasos y tragedias de los últimos 900 años.

Pero había recuerdos que lo frenaban. Cada que pensaba en usar el Arco, múltiples imágenes salían en su cabeza: John Smith… Martha… la Familia de Sangre… y Joan, la mujer que le enseñó el amor y el sufrimiento humano.

Y, con todo esto en mente, tomó su decisión.

Guardó el Arco en un cajón, e intentó dormir.

No pudo.

***

Había llegado el día.

El Doctor hizo todo lo que pudo a lo largo de aquél jueves, con el fin de no dejar pendientes.

Le dio a Bonbon las llaves de la casa de Derpy, para preparar la fiesta antes del viernes.

Le encargó a Lyra distraerla el día siguiente, para que las demás pudieran preparar todo.

Dio una última revisión a la música de Vinyl y Octavia.

Al salir de la escuela, abrazó a las cuatro chicas.

Y toda la tarde la pasó con Derpy, contándole sobre sus aventuras, sus batallas y su vida en general. Ambos se pasaron un rato muy entretenido, riendo con los chistes del Doctor y las expresiones de Derpy.

A las 11, Derpy se fue a dormir, y el Doctor se despidió con un beso en la mejilla.

Media hora después, se dirigió a la escuela.

Entrar no fue un problema: su Destornillador Sónico se encargó de ello. Guardando silencio, se dirigió a la biblioteca.

Al llegar al oscuro recinto, se dedicó a prender unas cuantas luces, de forma que hubiera una iluminación muy tenue, y se dirigió al pasillo donde confrontaría al Relojero.

A las 12:10, vio la silueta de su enemigo contrastando contra las tenues luces que daban al pasillo una imagen fantasmagórica.

Pronto estuvieron frente a frente.

-Veo que tomó una decisión, Doctor.-Dijo el Relojero con un tono glacial.

-Así es.- El Doctor exhaló.

-Es una lástima. No quería hacer esto… pero no me queda de otra.- Sacó de su bolsillo una pistola láser Gallifreyana, y le apuntó con ella al corazón.- Le aseguro que Hooves y las otras estarán bien.

El Doctor decidió enfocar su mirada en otro punto, esperando el momento. Intentó fijarse en el oscuro pasillo por el que había venido el Relojero. No se veía nada, así que decidió ver otro punto a su izquierda.

Entonces se dio cuenta: ése pasillo no estaba oscuro hace un momento.

-Relojero… voltea. Es en serio.

Él sonrió, burlándose de su víctima.

-¿En serio crees que caeré tan fácilmente?

-No, en serio. Hazlo.

Girando los ojos, vio de reojo al pasillo, y fue ahí cuando se volteó por completo, con gran sorpresa en su rostro.

-¿Qué diablos…? ¡Había luz antes! ¡De eso estoy seguro!

El Doctor metió una mano en el bolsillo interior de su gabardina, del cual sacó una pierna de pollo que traía consigo desde el día anterior. Sin pensar dos veces, las arrojó.

Y ambos vieron cómo desaparecía la carne.

El Relojero murmuró.

-N-n-no puede ser. Es una colmena de Vashta Nerada. ¿Cómo…?

El Doctor sólo logró gritar una palabra.

-¡¡¡CORRE!!!