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Equestria Girls: Las Aventuras del Doctor y Derpy

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Capítulo XVIII

Con Cariño, del Doctor

Estaba corriendo, como de costumbre.

Tenía que encontrarla. Debía estar bien. Debía estar a salvo.

Y ahí estaba, en medio del cuarto oscuro.

-¡Susan! ¡Soy yo!- Gritó el anciano, pero antes de llegar a ella, un rayo de energía la desintegró.

Se quedó parado, sin creer lo que acababa de ver, cuando oyó un grito.

-¡¡¡DOCTOR, AYÚDENNOS!!!

El Doctor cambió de dirección tan pronto como pudo, ahora con cabello negro y sosteniendo una flauta.

-¡Aguanta Jamie!- Fue lo que dijo, aunque se volvió irrelevante cuando observó el cadáver de su querido compañero a los pies de un Cyberman.

Y llegó un grito más. Seguido de otro. Y otro. Y otro.

Corrió lo más que pudo, cambiando de cuerpo mientras sus compañeros fallecían, asesinados por sus más grandes enemigos.

Jo Grant sufriendo una ráfaga láser del ejército Sontaran.

Sarah Jane masacrada por un Zygon.

Adric, muriendo igual que en la vida real.

Peri atrapada por el Valeyard.

Ace ahogada a manos de Kandyman.

Grace apuñalada por el Maestro.

Romana y Leela ardiendo junto con todo Gallifrey, cuando una de sus encarnaciones acabó con la Guerra Temporal.

Rose cortada en dos por un Slitheen.

Donna electrocutada por Davros.

Y cada vez llegaba tarde. Ninguna de sus encarnaciones llegó a tiempo.

Creyó que había terminado, cuando vio a Derpy correr hacia él. Se levantó para ir hacia ella.

Pero cuando la volvió a ver, no era más que un esqueleto ensangrentado.

-Doctor. ¡Doctor! ¡¡¡DOCTOR!!!

El Timelord abrió los ojos, mientras respiraba agitadamente en su cama. Sus dos corazones palpitaban tan fuerte que podría sufrir un infarto doble. Miró a su alrededor, tratando de aclarar su mente. Tenía pesadillas parecidas desde que llegó a la casa de Derpy, pero ésta fue tan… vívida, tan real, que simplemente lo dejó aterrado.

Estaba en el cuarto de huéspedes de la familia Hooves. El sol entraba por la ventana, permitiéndole ver a la chica de piel color crema que lo veía desde el lado de la cama.

-Doctor, ¿estás bien? ¡Parecía que tenías una muy horrible pesadilla!- Bonbon sonaba muy preocupada al decir éstas palabras.

Él procedió a levantarse.

-Ugh… ¿en serio?

-Yep. Gritabas muchos nombres, y sudabas mucho.

-Tú tranquila. No es nada.- Entonces se dio cuenta de un detallito.- Bon, ¿qué haces en mi cuarto?

-Ayer me diste una copia de las llaves de la casa. Nos preocupamos mucho cuando no llegaste a la escuela.

-¿Escuela? ¿Qué hora es?

-Casi mediodía. No tuve la última clase así que salí antes para ver si estabas bien. Octavia le preguntó a Ditzy por ti. Le dijo que intentó levantarte, pero fue imposible. Estabas en un sueño muy profundo, como si no hubieras dormido anoche.

El Doctor se frotó los ojos. En verdad estaba cansado.

-Demonios. Lamento que me hubieras visto así.

Ella sólo levantó los hombros.

-Bueno, entonces dejo que te vistas y desayunes algo. Luego comenzamos a preparar la casa.

-¿Preparar la…? ¡Oh, sí! ¡La fiesta! Entendido, Bonbon.

Ella sonrió y salió de la habitación. El Timelord aprovechó para darse un regaderazo rápido (el cuarto estaba tan completo que hasta tenía baño. Era una casa grande), se puso su traje café, sus tenis blancos y su corbata verde, guardó su gabardina (Ditzy tenía razón. Mucho marrón) y bajó a la sala. Todo en menos de diez minutos.

-Wow. Eres rápido.- Comentó Bonbon cuando lo vio bajar las escaleras.

-Más o menos. Me gustaría decir que siempre llego a tiempo, pero no es cierto.- La sonrisa del Doctor ocultaba los recuerdos que tenía de las veces en que no “llegó a tiempo”.- Bueno, ¿y las demás?

-Vinyl y Octavia llegarán como a eso de las dos.- Empezó a explicar la chica.- Van a pasar por el equipo de música. Lyra distraerá a Ditzy hasta las cuatro.

-¿En serio crees que lo logre?

-Por supuesto que podrá. Le va a pedir que le ayude con una lección de matemáticas. Lo hizo en la primaria, así que es probable que le dé una mano otra vez

-Okey, eso me lo creo.- Comentó el viajero.- Entonces acompáñame de vuelta a mi habitación. Tengo todo bajo la cama.

-¿A qué te refieres con “todo”?

-Ya sabes, todo lo necesario para una fiesta: globos, serpentinas, creo que hasta pastel. Cortesía de la chica rosada fiestera.

-¿Pinkie Pie?

-Sí, ésa.

Entre los dos empezaron a ordenar la casa. Colgaron globos, serpentinas, decoraciones y más. Bonbon había llevado sus dulces caseros (y sí que eran deliciosos). Empezaron a platicar sobre la escuela. Ella le dijo al chico que alguien entró la noche anterior a la escuela y destrozó las lámparas de la biblioteca, por lo que la Directora y su hermana habían empezado a considerar poner cámaras de seguridad en el recinto.

El Doctor sólo se rió nerviosamente.

Cuando Vinyl Scratch y Octavia llegaron a la casa, ya estaba casi todo listo, aunque conectar el equipo de sonido de la DJ resultó ser un poquito problemático (y hubiera sido imposible sin el discreto Destornillador Sónico del Doctor). Pero al final, todo estaba en su lugar.

-¡Okey chicas! ¡Hora de esconderse como si los Macra invadieran Rigel-7!

Las tres estudiantes se le quedaron viendo al Doctor.

-… Digo, hay que esconderse.

***

-¿Y entonces así se despeja “x”?- Preguntaba Lyra a una Derpy claramente fastidiada, mientras ambas caminaban hacia la casa de la chica bizca.

-Por enésima vez, Lyra: sí. Así se despeja “x”.

-Ooohhhh. ¿Y “y” deriva de eso, verdad?

Derpy giró los ojos con impresionante sincronía. Por suerte, ya estaban frente a su puerta.

-Sí, deriva de eso. Ahora, con tu permiso, me iré a dormir, ¿te parece?

-¡Por supuesto Ditzy! ¡Gracias!- Acto seguido, la chica de cabello color menta siguió su camino.

Derpy le dio una última mirada antes de enfocarse en abrir la puerta. Al entrar sólo podía pensar en dormir, dormir, y…

-¡¡¡SORPRESA!!!

La chica se sobresaltó al escuchar esto y levantó los brazos en posición de defensa, como si quisieran atacarla.

Pero ésa idea cambió al ver la imagen completa.

La casa estaba llena de decoraciones de fiesta, y alguien había iniciado un remix de música electrónica. El ambiente era de fiesta, como aquellas a las que nunca la invitaban.

Y al final, la gran sorpresa fueron los invitados.

Bonbon, una chica con la que Ditzy compartió un curso de cocina en la secundaria. Un poco chismosa, pero simpática, y discreta cuando había que serlo.

Octavia, la chelista. Muy fría, pero a veces intentaba armarle plática

Vinyl, la DJ más popular del colegio. Un poco abusiva, pero jamás le había hecho nada a ella.

Y el Doctor.

La chica de ojos ámbar trago saliva.

-¿De qué se trata esto? No es mi cumpleaños, no es una graduación… entonces, ¿qué hacen ustedes tres en mi casa?

El Timelord se adelantó a las demás.

-Te explicaré, Ditzy: he escuchado muchas cosas sobre ti en la escuela. Cosas no muy amables. Dicen que eres muy fría, muy solitaria. Que no te gusta convivir.

“Yo sé que no es así. Tú has hecho tanto por mí. Me has ayudado cuando más lo he necesitado, y sentí que debía darte las gracias. Éstas chicas también me ayudaron cuando se los pedí, y al hablar con ellas supe que había gente amable y comprensiva. Gente dispuesta a ver más allá de las apariencias.”

“Ése es el regalo que recibirás en ésta fiesta, Ditzy: Amistad.”

Ella volvió a ver al grupito. Las tres chicas sonreían y asentían.

Y ése fue el día en que Derpy lloró de alegría.

El Doctor se acercó a ella para abrazarla, seguido de Vinyl, Octavia y Bonbon, culminando en un hermoso abrazo grupal.

Tras un minuto, se escucharon golpes en la puerta trasera.

-¡Chicos, ya ábranme!- Gritaba Lyra desde afuera.- ¡Por favor, hace frío!

El viajero se separó del grupito.

-También Lyra te regala su amistad, Ditzy.

Mientras iba hacia la puerta, creyó escuchar un pequeño “gracias” salir de la boca de su amiga.

***

Había sido una buena noche.

El Doctor estaba en su cama, cansado de tantos preparativos que hizo para la pequeña reunión. Pero todo había valido la pena: ahora Ditzy tenía un nuevo grupo de amigas, y había logrado demostrarle cuánto le agradecía por todo lo que había hecho por él.

Estaba quitándose el saco para ponerse la pijama, cuando notó un pedazo de papel en el bolsillo interno de éste. Recordó qué era: Lyra se lo había dado durante la fiesta, diciéndole que se lo mandaba Clockwork. O, como lo conocía el Doctor, el Relojero.

Desdobló el papel, y en él había una carta dirigida a su nombre.

“Querido Doctor:

Dirijo ésta carta para usted, concerniente a los eventos que ocurrieron hace unas horas.

¿Recuerda la profecía que hizo mi madre? ¿Aquella que hablaba del Destructor de la Oscuridad?

Bueno… descubrí que es usted a quien se refiere. ¿Cómo lo descubrí? Fácil: la biblioteca. Tú sabes, tan bien como yo, que no existe forma de matar a los Vashta Nerada. Sin embargo, usted lo logró. Hizo lo imposible al apartar las sombras y reemplazarlas con luz.

Usted es el salvador.

Y se preguntará, ¿cómo es eso posible, si la profecía hablaba del Último Hijo de Gallifrey, pero existimos dos Timelords? Eso tiene una solución sencilla.

Apenas termine ésta carta, usaré el Arco Camaleón en mí mismo, y lo destruiré, con todo y mi esencia de Timelord. No quedará nada del Relojero. El lunes que llegue a la escuela, sólo seré Clockwork.

¿Un poco extremo? Sí, pero es lo que debe hacerse. Las profecías deben cumplirse a cualquier costo.

Lamento mucho lo que tendrá que pasar, Doctor. Pero ése es el destino, y no puede huir de él.

Despidiéndome por última vez,

El Relojero”.

El Doctor volvió a leer la carta. Por un lado sintió alivio, pues por el momento ya no había nadie que intentara matarlo. Pero por otra parte, se volvió una vez más el último de los Timelords.

El chico volvió a doblar la carta, ignorando las manchas de algo parecido a lágrimas en el papel.

Media hora después, el Doctor dormía, preguntándose qué le depararía el futuro.

Y si su pesadilla de la noche anterior era un solo sueño, o algo peor.

Una visión del Futuro.
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